PATO PIMIENTA AYER

AYER/ UN MONTAJE TEATRAL DIRIGIDO POR PATO PIMIENTA

5.13.2006

COMENTARIO PUBLICADO EN LA NACIÓN A "AYER"

COMENTARIO PUBLICADO EN LA NACION

Pimienta y Emar:

juntos son dinamita
La Nación, Jueves 11 de Mayo de 2006
Por Rodrigo Hidalgo


Ayer fui a ver “Ayer”. Magistral. La sensación ha sido la de ser un privilegiado. Nombres ilustres, portentos creativos. Vamos por partes.
El escritor Juan Emar, alias Pilo Yáñez, presenta en su novela “Ayer” una alucinación en colores por el pueblo de San Agustín de Tango. Una agudeza, un humor, un absurdo sangrante e insuperable. La pluma de este pájaro sin nombre ni rostro en el televisivo párnaso literario chileno, es de una precisión milimétrica. En realidad Emar es como un halcón. Una vez que clava el ojo en su objetivo, se lanza en la caída libre desde el cielo.
Luego Pato Pimienta. Dramaturgo, actor, ex Patogallina, actual Arkitexto, cerebro de la constructora de soportes dramáticos que presenta esta obra. Pimienta es un emariano de tomo y lomo. Un obseso discutidor, un cuestionador, un agitador, en resumen, un peligro. Nadie como él para montar el descabellado proyecto de llevar a Emar al formato teatral. A éste particular formato donde los recursos escenográficos, juegos de cajas chinas y paredes falsas, nos recuerdan la propuesta de emulación cinematográfica del desaparecido trío La Troppa. Sin abusar de ello, más bien equilibrando, está el más puro y tradicional “teatro de texto”. Palabras rápidas, apasionadas, una bofetada que obliga a concentrarse al espectador desde el principio, donde la argumentación discurre sin dar tiempo a que tomemos aire. Majaderamente se nos invita-somete a prestar atención a una conversación-reflexión sobre qué es el arte. Lo que en este contexto equivale a preguntarnos por la vida y la muerte, po r nuestra propia existencia. Y dice: el centro de la tierra no puede ser sólido, ni líquido, ni gaseoso; el centro de la tierra es vacío, por eso los hombres somos las tristes criaturas que somos. Sigamos: Alejandro Trejo y Aldo Parodi. Mounstros que se enfrentan cual Robert de Niro y Joe Pesci. Trejo encarna al pintor Onofre Borneo, alter-ego de Emar, y Parodi al pintor Rubén de Loa. Malditos orates, poseídos por Emar. ¿Cómo no sentir su desesperación? Ahí están, Dios y Satán y viceversa, gesticulando, bailando, limpiándose las ropas y desnudándose con desmesura y elegancia. Y cómo no, permitiendo la coexistencia de estos opuestos, armonizando, siendo penetrada por ambos, al medio, fina, sutil y hasta casi imperceptible, una dama, el placer y la sensualidad bajo el nombre de Emarela (Hellen Cáceres).

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