PATO PIMIENTA AYER

AYER/ UN MONTAJE TEATRAL DIRIGIDO POR PATO PIMIENTA

2.21.2006

¡HAN DECAPITADO A RUDECINDO MALLECO!


"Ayer por la mañana, aquí en la ciudad de San Agustín de Tango, vi por fin el espectáculo que tanto deseaba ver, decapitar a un individuo"
Juan Emar/ Ayer

2.17.2006

AYER, CARTONEANDO




Esta edición de AYER de JUAN EMAR la descubrí en Internet, la realizan en Perú, Lima, por una agrupación llamada Sarita Cartonera, ubicable en la red en/
www.saritacartonera.com


La Editorial Sarita Cartonera es un proyecto cultural, social y comunitario sin fines de lucro que busca intervenir creativamente el espacio cultural a partir de una propuesta de publicación comunitaria que difunde la producción literaria latinoamericana actual con la luminosa expresión estética de jóvenes de sectores populares. Los libros son editados gracias a la colaboración de los autores, quienes ceden sus derechos para las ediciones de Sarita Cartonera y a la de diversas instituciones que con su apoyo permiten mantener costos mínimos de producción, por lo que los libros se venden a precios bajos.
Los
libros cartoneros son cortados, pintados y encuadernados a mano por jóvenes recicladores de cartón de las zonas de Mirones, Palermo y otras. Quienes trabajan en el taller de la Casa Municipal del Vecino N° 5, cedida por la Municipalidad Metropolitana de Lima. Allí se fabrica cada uno de los ejemplares de Sarita Cartonera. Todos son distintos entre sí, no queremos repetirnos, Sarita Cartonera busca devolverle un valor especial a los libros.
Las ediciones cartoneras son literatura en circulación, desprejuiciada colorida y rotunda
.


Hay que ver los libros que hacen, son realmente objetos maravillosos/

JUAN EMAR & HUIDOBRO

CON VICENTE HUIDOBRO:
SANTIAGO, 1925/ por Juan Emar

Con la llegada de Vicente Huidobro pensé hacer una entrevista para las Notas de Arte. Propósito algo ingenuo. Huidobro es irreductible al periodismo. Me limito a transcribir sintetizadas sus diferentes opiniones oídas en el curso de largas charlas.
Todo el mundo ha hablado de Huidobro; todo el mundo en todo el mundo: París, Madrid, Berlín, Estocolmo, Nueva York, etc. Me parece haber llegado el momento de hablar en Chile de Huidobro en Chile.

El creacionismo va tras de crear, en poesía, un hecho nuevo. Creado el hecho, él es nuevo para cualquier ser en cualquier parte. Mas, para nosotros chilenos, él es más que nuevo, es absurdo, abracadabrante, terremoto, Porque digamos verdad: aquí en Chile, que yo sepa -salvo aisladas excepciones- nunca he visto ni el intento de comprender las artes como una creación y con relación a la naturaleza como una recreación, como un paralelo. Aquí nos limitamos a hablar o pintar nuestras preocupaciones cotidianas con una fraseología llamada poética o con pinceladas llamadas maestras. Esto es demasiada modestia de parte de los artistas, modestia por no decir otra cosa: resignarse a ser un eco perpetuo de los anhelos insatisfechos de cada buen señor...
Donde los artistas están encantados de este simpático rol de victrolas o de puzzles para el aburrimiento diario, caen bien las siguientes líneas de Huidobro que traduzco del artículo «Le Créationnisme» de su libro en prensa Manifeste manifestes.
«Un poema es una cosa que no puede existir más que en la cabeza del poeta, no es hermoso por recuerdo, no es hermoso porque nos recuerde cosas vistas que eran hermosas, ni porque describa hermosas cosas que tenemos la posibilidad de ver. Es hermoso en sí y no admite términos de comparación. No puede concebirse fuera del libro.
Nada tiene de semejante a él en el mundo externo, vuelve real lo que no existe, es decir, vuélvese sí mismo realidad. Crea lo maravilloso y le da una vida propia; crea situaciones extraordinarias que jamás podrán existir en la verdad y a causa de esto deben existir en el poema a fin de que existan en alguna parte.
Cuando Nada tiene de semejante a él en el mundo externo, vuelve real lo que no existe, es yo escribo: "L'oiseau niché sur l'arc-en-ciel" os presento un fenómeno nuevo, algo que nunca habéis visto, que nunca veréis y que, sin embargo, mucho nos gustaría ver.
Un poeta debe decir aquellas cosas que sin él nunca serían dichas.»
Entramos a lo esencial del arte, a una cuestión básica, a una cuestión de principio: el artista debe repetir las visiones de la vida o el artista debe volver a crear la vida. 0 victrola o creador.
Ahora, un vistazo al pasado y no se hallará ni un verdadero artista que con los hechos y cosas de la vida no se haya decidido más que a crear.
De un hombre así como Vicente Huidobro, artista, poeta decidido sin términos medios, sin transacciones, es interesante conocer las opiniones sobre el arte de hoy en esa Europa donde los valores chocan, se golpean, caen y suben y donde nunca se cansan de revisarlos y de aproximarse a la más estricta mise en place.
Los principales valores poéticos de Europa -me dice Huidobro- son en Francia, Tristán Tzara y Paul Eluard; Arp en Alemania; nadie en Italia ni en Inglaterra, y en lengua castellana sólo Juan Larrea y Gerardo Diego.
-¿Y en prosa?
-Nadie, y después de nadie en la prosa poética algunas páginas de León Paul Fargue y raras de Louis Aragón y como polemista Georges Ribémont-Dessaignes.
-¿Pintura?
-Pablo Picasso, Georges Braque y Juan Gris y no olvidemos a Henri Matisse.
-¿Escultura?
-Lipchitz y Laurens.
-¿Y arquitectura?
-Jeanneret.
Dos palabras a propósito de éste. Jeanneret y el arquitecto Le Coibusier Saugnier son una misma y única persona. Este último nombre aparece como el de autor en el libro Vers une aichitecture (G. Cres et Cie., 21, rue Hautefeuille, París), libro que no me cansaré de aconsejar, no sólo a los arquitectos sino a todos los artistas. En ninguna parte he leído tan claramente expuesta la cuestión de «el problema bien planteado» como base de un desenvolvimiento artístico. Pero sigamos.
Hay una pregunta que siempre hago a cuantos sé que han conocido el movimiento artístico moderno. Ella es como un resumen, como una síntesis de todas las corrientes que hoy se manifiestan:
-¿Hacia dónde tiende en globo como si pudiéramos juzgarlo con un siglo de perspectivas todo lo que tiene valor en el movimiento actual?
Le pido a Huidobro tiene respuesta corta, clara, que encierre, un último examen, lo que tengan de común los artistas vivos de nuestra época. Huidobro me responde:
-Tiende hacia el polo más opuesto del naturalismo y del realismo. Se trata de crear una obra que sea bella por sí misma y no por sus semejanzas o reproducción del mundo externo.
Bajo este punto de vista, Huidobro coloca como realización del objetivo al creacionismo y al cubismo.
-¿Y el futurismo? le pregunto. Huidobro contesta:
-No quiero hablar de esa imbecilidad.
-¿Y el dadaísmo?
Ha sido una desinfección, una escoba barredora de falsos valores, una higiene.
Otro día hemos hablado de Chile. He pedido una respuesta global, la que dé la primera impresión que siente el ausente durante muchos años antes que consideraciones locales, comparaciones y cálculos adapten su juicio al medio.
Me dice Huidobro:
¿Primera impresión de Chile? Ningún adelanto. Creer en adelantos es vivir de ilusiones. Siempre las mismas caras tristes. La gente baila llorando y me han dicho que en el Parque Forestal a las parejas las alumbran los guardias con una linterna...
-Sí, pero... al fin y al cabo el baile y las linternas no son...
-¡Son! Una linterna en si no representará gran cosa, pero sí representa un valor como símbolo de la mentalidad de un país. Es un síntoma de la idiotez reinante. Querer reducir toda una ciudad a un patio de colegio jesuita vigilado por el paco de la esquina y que 500.000 habitantes queden tan tranquilos, significa más que una linterna sola, significa un síntoma de enfermedad mortal.
-¿Un remedio?
No veo otro más que la inmigración. Para hacer de Chile un país grande, el grito de guerra de todo verdadero patriota debe ser: ahogar, confundir al criollo en sangre rubia del norte de Europa.
Otro día, hablando de arte Sur-Americano:
-¿Qué hay de cierto de los triunfos suramericanos en Europa?
-¡Mentira! La opinión que hay en Europa sobre las artes y letras suramericanas es que ellas se arrastran peniblemente tras las europeas. Por desgracia, esto es cierto; prueba de ello es que no se ha visto nunca a ningún suramericano que haya sido iniciador de una nueva estética o teoría filosófica, ni que haya participado en algún movimiento europeo, cuando el movimiento se desarrollaba. Los suramericanos, sea por falta de temperamento o por ignorancia o cobardía -no lo sé-, viven con años de años de retraso, meciéndose en dulce pereza intelectual. Así, el Romanticismo aparece aquí cuarenta años más tarde que en Francia; el Simbolismo, veinte años; el Impresionismo, treinta años; etc., etc. En resumen, aquí sólo se aceptan los cadáveres y los museos. ¡Al menos si entendieran «la lección del museo», que es evolución constante! Pero no. ¡Existe la eterna desconfianza criolla... Creo que en América desde el polo norte al polo sur, sólo ha habido dos poetas: Edgar Poe y Rubén Darío. Lo demás: arpegios de loros!
-¿Y qué más sobre nuestras letras?
-Una cosa que he notado al recibir de varios poetas jóvenes de distintos puntos del país, sus revistas y libros. Veo que aún síguese aquí con la creencia de la poesía grandiosa, vigorosa, hecha por el simple empleo de adjetivos y sustantivos inmensos, confundiendo la fuerza externa, la grandilocuencia y la declamatoria, con el verdadero vigor. Creen algunos que por hacerse una pequeña lista de sustantivos y adjetivos formidables, que por decir: «huracán, infinito, montañas, planetas, destino», ya son grandes, cuando la verdadera fuerza consiste en ser fuerte sin necesidad de usar nada fuerte. Rafael es más fuerte al pintar la mano de una madona que un pintor yanqui pintando los biceps de Jack Dempsey. En este caso, la fuerza está en Dempsey y no en el pintor. Creer lo contrario, es una simple confusión de valores. Lo «colosal» es siempre débil por ser infantil.
No hay que dejarse dominar por los elementos. Los poetas de aquí me dan la impresión de seres aplastados por lo inmenso. La verdadera fuerza consiste en dominar.
Estas palabras me recuerdan la frase dicha por Huidobro en una conferencia, frase que fue aplaudida por la juventud intelectual que le escuchaba.
«Un poema es una partida de ajedrez jugada contra el infinito.»
Muchas cosas más me ha dicho Huidobro. Por el momento terminemos. Ya seguiré anotando sus ideas para próximas crónicas.

[La Nación (Santiago de Chile), 29 de abril

por Jorge Teillier
JUAN EMAR, ESE DESCONOCIDO

Ayer por la mañana, aquí en la ciudad de San Agustín de Tango, vi, por fin, el espectáculo que tanto deseaba ver: guillotinar a un individuo. Era el mentecato de Rudecindo Malleco, echado a prisión hacía ayer seis meses, por la que se juzgó una "falta imperdonable."
¿San Agustín de Tango?, se puede preguntar alguien que ignore la geografía de Juan Emar. He aquí su respuesta: "San Agustín de Tango, ciudad de la República de Chile, sobre el río Santa Bárbara, a 32 grados de latitud sur y 73 grados de longitud oeste. 622.708 habitantes. Catedral, basílica y arzobispado. Minas de manganeso en los alrededores".
En esta mítica ciudad se desarrolla la acción del mejor libro de Juan Emar, Ayer, escrito en 1934. Una ciudad cuyo bar más importante se llama "Taberna de los Descalzos", cuya bebida es el tilo, en donde la plaza es una especie de circo, en donde hay un zoológico poblado de decenas de especies raras, entre las cuales se cuenta el Perenquenque, en donde el autor y su esposa viven un día de aventuras extraordinarias, tan extraordinarias como todas aquéllas que ocurren en los cuatro libros de Juan Emar, especies de viajes al otro lado del espejo de la realidad cotidiana, distorsionada sobre todo por un peculiar humor de catástrofe, semejante en mucho al de los Hermanos Marx (sobre todo en "Sopa de Patos", "Una noche en la Ópera") a los cuales, al parecer, admiraba. Juan Emar se puede declarar de una vez, es uno de los pocos autores nuestros que ha logrado crear un mundo particular, en el cual nos gustaría a veces entrar como a los cuadros del período metafísico de Chirico o a su "Hebdomeros" y, sin embargo, no se arriesga nada en afirmar que Juan Emar es un escritor virtualmente desconocido, no sólo del gran público, sino que de este millar de personas que sigue el desarrollo de la literatura chilena.

Tal ves esto se deba a que es un escritor excéntrico, que se mueve en una órbita que no es la usual de nuestra literatura (como tampoco de la latinoamericana). Escritor lúdico, de gratuidad desmesurada y rabelesiana, que se divierte en escribir y "epatar" y no consulta nada, sino el libre fluir de su imaginación, no es raro que no hallara eco, por una parte, en la adustez castellano–vasca (tomemos este término de Encina trasladándolo a la literatura) y, por otra parte, surge cuando predomina la prosa naturalista, el criollismo, la literatura de reivindicación social de la década del 30, en donde no había en bando alguno humor para preocuparse de un autor tan insólito como Juan Emar, cuyo único antecedente en las letras chilenas vendría a ser el Vicente Huidobro de las Novelas Ejemplares.
¿Quién se iba a preocupar de un libro como Miltín en donde los personajes se llaman el Capitán Ángol, el Doctor Quilpué, el poeta Javier de Licantén, Rubén de Loa, Matilde Atacama, etc.? En donde el autor, en un viaje espacial, llega a encontrarse con el Padre Eterno, que entre otras tiene las siguientes características: "El libro que lee Dios es El Lector Americano./ Dios no acepta los deportes. A lo único que juega/ es al escondite. Mas los domingos por la tarde juega/ al jacquet y pierde siempre./ Dios prefiere la cerveza a todas las bebidas./ El paraguas de Dios es igual al de Víctor Hugo./ Su bastón, igual al de Pablo de Rokha./ Dios representa 75 años".

Un libro en donde el autor se preocupa de dejar muy bien establecido que la crítica chilena nada vale, y expresa: "Pero todo lo del señor Alone me aburre. Es como una planicie interminable, sin árboles, sin ondulaciones, sin arroyos, sin seres, sin cielo. Y así por el estilo se trata a los demás críticos, tanto literarios como pictóricos. Pues Juan Emar fue pintor de avanzada, y Rojas Giménez escribió alguna vez (En su Chilenos en París), que viajó a Francia junto a Pachín Bustamante, seducido por las teorías sobre estética que explayaban cada tarde Juan Emar y Vargas Rosas en los bajos del Restaurante Becquer (de paso diremos que Pachín viajó nada más que "con dos libras esterlinas amarradas en la camisa"). Toda esta excentricidad contribuyó a que Juan Emar fuera paulatinamente olvidado.


Aquí se puede entrar en otro tema; implícito, sin embargo: la valorización y difusión de los autores chilenos está casi en absoluto en manos de críticos y profesores que con sus cánones configuran una literatura oficial, que es, como dijera José Bergamín, una literatura "de cubierto" y no "a la carta" como son las desarrolladas. Quien está fuera de "cubierto" es tardíamente reconocido. Así sucedía con Pablo de Rokha que debió luchar por difundir su obra personalmente, así sucede con Braulio Arenas, cuyo libro "Visiones del País de las Maravillas", uno de los más hermosos de nuestra poesía y prosa, y digno de cualquier latitud, no ha recibido ni siquiera un comentario. De la biografía de Juan Emar poco sabemos. No aparece ni en Panoramas ni en Diccionarios. Nos han contado que los últimos años de su vida los pasó en un fundo de las cercanías de Vilcún, la cordillerana villa de Cautín, entregado a escribir interminablemente una interminable obra que su familia espera publicar.

Ahora que ciertos movimientos sísmicos en el medio nos indican que los ánimos están dispuestos para encontrar la gracia de las obras abiertas y experimentales de la prosa, es de esperar que, sin salir de las fronteras, se observe la obra tan chilena y jocunda de Juan Emar, cuyos libros por misteriosos azares llenaban los polvorientos estantes de la calle San Diego (junto a Ferdyduke de Gombrowicz, entre otros), y que halle, al fin, los lectores y la repercusión que tardíamente debe estar esperando junto al Padre Eterno a quien una vez entrevistó.


En La Nación, Santiago (08.10.1967), p. 5

2.14.2006

ARKITEXTO/

"Buscamos poner en escena un espectáculo que transgreda lo cotidiano, que emocione, que contradiga, con convierta el discurso emariano en impulso físico, que convierta la acción en un disparo al alma de los espectadores... lo que pasa antes y después de cada función, está fuera de nuestro alcance; lo que pasa en el escenario está al servicio de ese deseo"

Pato Pimienta
DIRECTOR

ALEJANDRO TREJO

Alejandro Trejo es Onofre
"No. Ningún continente, ninguna tierra del planeta, está adherida, mujer mía; todas flotan. Por lo tanto, la Tierra no gira sobre sí misma; la Tierra está completamente inmóvil respecto a su eje; lo que gira es esta capa de agua que la envuelve y sus continentes flotantes; pero su núcleo, es decir casi todo ella, repito, no."

HELLEN CACERES

Hellen Cáceres es Emarela
"Onofre, on peut pas passer la vie a contradire aux peintres, ecrivains te musiciens. Conteredire es chose de dieux, tu es seulement un homme quelconque. ¡tu es seulement un homme quelconque!"

ALDO PARODI

Aldo Parodi es Rubén de Loa
“El verde al ser complementario del rojo en cualquier circunstancia de la vida lo complementa”, y quien complementa, equilibra y quien equilibra hace estable. ¡Muy importante esto; hacer estable! Pues quien hace estable hace viable, ¿Viable qué?, se preguntarán ustedes, hace viable la circulación de la vida a través, a través. No digo más: a – tra – vés... A tra – vés..."

2.13.2006

DIRECCION OBLIGADA









TEATRALIZAR A JUAN EMAR///

Hablar de Juan Emar (1893-1964) es hablar de pasajes olvidados de la literatura chilena. Pero hablar de literatura chilena es poco para hablar de Juan Emar. Puesto que nuestro genio desconocido, puso la creatividad sobre la página, día tras día, dejando testimonio de vida y arte en una confusión maravillosa. Los suyo no es sólo literatura, no es sólo chilena. Es arte, es vida, es materia y universo. No es casualidad que por cualquier agujero cotidiano Juan Emar alcanza el paroxismo, alcanza el todo. En términos literarios, la obra de Juan Emar, castigada por los críticos de la época, debió esperar casi cuarenta años para que vinieran los honores correspondientes. Obviamente mucho después de su muerte. En términos artísticos la obra de Emar no tiene principio ni fin. Es fruto del un espíritu apasionado, de un bello loco de un siglo ido, de un enajenado de formalidades y sociedades conformistas. Juan Emar cuestiona, se cuestiona. Juan Emar juega a vivir la literatura.Plasmar la obra de Emar en teatro es un desafío no exento de riesgo. Pero hé aquí que este riesgo asume un rol primordial a la hora de canalizar la fuerza, la pasión y el empuje. Pues creo que la única manera de plasmar a Juan Emar, es ir a confrontarlo, como a él le gusta, confrontarlo creativamente, artísticamente, confrontarlo con el gesto, con la imagen, con lo que queremos decir, con lo que queremos ocultar, con lo que queremos develar. Es desnudarse frente a Juan Emar, para que su obra se abra a si misma.
En este roce he estado estos 10 años de lectura de la obra de Juan Emar. Desde que casualmente llegó a mis manos una obra desconcertante y bella, una obra cavilosa, con uno de los finales más hermosos de la literatura universal. Una apelación a la existencia toda. Ese era el libro gastado y viejo que llegó a mis manos. Dentro de ese libro venía el texto completo de la novela “Ayer” de Juan Emar.Y hé aquí, que diez años después, pongo en marcha un proceso de materialización, busco ponerle carne y hueso a la palabra, a la imaginativa emariana, para que nazcan los personajes, para que brote el espacio escénico, para que lo escrito se convierta en teatro.

LA DIRECCIÓN

Me permito antes de todo hablar del equipo humano que se ha embarcado en este proyecto. Si bien, he acariciado en silencio por años esta idea de llevar a las tablas a Juan Emar, siempre he cavilado acerca de la forma de hacerlo y con quien hacerlo.Pensar en un equipo profesional de gran valor artístico y de intenso valor humano era una premisa fundamental a la hora de escoger a las personas a las cuales he invitado a ser parte de esta creación.Yo no he juntado a este grupo empujado por el proyecto Fondart. Obviamente que creo y confío en la gestión realizada por el Mineduc a través de este concurso. Pero estoy seguro que mi deseo de crear este trabajo trasciende al hecho de postular, mi deseo habla de juntar un grupo humano, de proyectar en el tiempo un proceso creativo, cuya mezcla humana y artística nos envuelva en un resultado que nos confronte con lo que somos. Después de trabajar por años con La Patogallina he aprendido que la vocación, la firmeza, la entereza para sostener y empujar un proyecto, parten antes que nada de la empatía, de la humanidad puesta en el trabajo, de la terquedad que nace de la mirada, del gesto, y después de eso viene el juego, la creatividad y el arte. Por eso, es que no se trata de armar una ficha técnica de un elenco sujeto a un puñado de coincidencias, se trata de juntar un grupo humano y profesional que sea capaz de formar comunión, formar relación y crecimiento, es por este motivo es he invitado a personas que sean capaces de arriesgar, de entregar, de despojar y sacrificar, Les he invitado a vivir una experiencia de belleza, un viaje de transgresión artística y un espacio de apertura y humanidad. Así llegué a ellos, así a actores, músicos, artistas plásticos y técnicos que con una vasta experiencia profesional, han dicho sí, a este viaje, el cual, confiamos, nos hará mejores creadores, y mejores personas.


DEL TEXTO A LA IMAGEN

Plasmar el universo literario de Juan Emar en el espacio teatral, es algo que se me convierte en un acto inevitable. Pasando por “Ayer”, “Diez”, “Un Año”, “Miltin” y hasta llegar a “Umbral” el universo emariano; la versatilidad de las imágenes que van de lo vulgar a lo universal, la presencia del color y la textura, la transmutación del lenguaje, a veces sarcástico, a veces analítico, a veces absurdo, se me presentó con una fuerza dramática y una evocación de un universo nuevo: absolutamente teatral. A esto, vale sumar el devenir de sus personajes; sus obsesiones, sus proyecciones metafísicas, sus argumentos, sus anhelos, sus sueños, sus imaginadas verdades, sus desquiciadas acciones, que pasan del humor absurdo al discurso existencialista formando un grafitti que da vida, que guía sus movimientos, que los convierte en comunicadores -o anticomunicadores- de la vida misma en el comienzo de este final interminable llamado existencia. Poner la teatralidad de Juan Emar bajo un estilo definido se torna un ejercicio interesante. Hay relaciones; hay absurdo, hay comedia, hay crueldad, surrealismo. Pero como Emar es un eslabón perdido en la literatura chilena, así mismo, definir su teatralidad, será parte de un ejercicio maravilloso que se llama “descubrir”. Por eso, que la manera de enfrentar este descubrimiento, será parte del trabajo que he pactado con el devenir del tiempo, el desarrollo de improvisaciones, el roce creativo con todo el equipo involucrado en el proyecto.Sobretodo, aferrándome a esto último, valiéndome de este equipo de seres apasionados, empujadores intensos de su trabajo artístico cada uno desde su área y su experiencia. Me hace feliz darme cuenta de se arma un equipo humano y artístico de esta profundidad.
Por último, creo que es valioso para la historia de un país como el nuestro que la obra de este genio desconocido comience a llegar al espectador común. Entendemos los esfuerzos que se han hecho por darle un lugar a su obra, principalmente en estos últimos años, en donde han aparecido importantes colaboradores en su recuperación, sus últimas ediciones, la importante edición de “Umbral”, empujada por Pablo Brodsky y editada por la DIBAM y la creación de La Fundación Juan Emar, dan cuenta de la preocupación de este genio olvidado. Por eso, estoy convencido que esta puesta en escena puede ser otro gran aporte a la difusión de su obra; el dar ese salto importante del texto a la imagen, del libro al teatro, creo que se convertirá en un acto significativo, y confío que será un empujón que arrastrará a más de alguno a hacer justicia con el pasado, a sacar del silencio colectivo en que se ha mantenido la obra de este autor, acercarse suavemente a conocer a Juan Emar.

Pato Pimienta///


AYER/MAYO/2006

"Ayer por la mañana, aquí en la ciudad de San Agustín de Tango, vi por fin el espectáculo que tanto deseaba ver,
decapitar a un individuo"
Juan Emar
AYER/ estreno nacional / SALA CITE JOFRÉ AL FONDO/ mayo 2006 / en escena / HELLEN CÁCERES ALDO PARODI ALEJANDRO TREJO /
dirige PATO PIMIENTA
AYER /de Juan Emar/ adaptación de PATO PIMIENTA / con HELLEN CACERES ALDO PARODI ALEJANDRO TREJO / técnico en escena ANGÉLICA CATRIÑIR música CHRISTIAN PINO/ diseño escenográfico LORETO MONSALVE / arte y construcción MARIELA CADIZ ANGELICA CATRIÑIR / estructura metálica GONZALO MELLA / asistente construcción RODRIGO ROJAS / diseño vestuario ANTONIO SEPULVEDA / asistente diseño CAROLA GALAZ / diseño iluminación LUIS REINOSO / operador sonido CATA VIDALES diseño gráfico PATO PIMIENTA producción ARKITEXTO / dirección general PATO PIMIENTA

JUAN EMAR













Juan Emar/

2.11.2006

DISEÑANDO




idea inicial estructura taller de Rubén de Loa/ diseño Loreto Monsalve
Construcción Loreto Monsalve, Mariela Cádiz, Angélica Catriñir
Construcción Estructura de fierro/ Gonzalo Mella /asistente Rodrigo Rojas


Loreto Monsalve está a cargo del diseño de este espectáculo.
Acompañadas de las artistas plásticas Mariela Cádiz y Angélica Catriñir le han dado forma, vida y carne a las creaciones que vibrarán en escena.
El diseño total se encuentra en su etapa final. Y se realizan ajustes conforme a las nuevas necesidades del montaje.
La foto final se guarda para vuestra mirada en nuestro estreno/